El consumidor del siglo XXI, en general, es más exigente y selectivo; prefiere la calidad a la cantidad y reduce el número de sus compras, que son de mayor cuantía. Está claro que estos datos debilitan el comercio minorista, que también se ve perjudicado por el auge de las tiendas online. Ante este panorama, la personalización a medida es una excelente opción para ofrecer un valor añadido y diferenciarse de la competencia.
La personalización «en serie» o limitada no es nueva: todos hemos visto pulseras con nuestro nombre o camisetas de algún bar del barrio. Pero, ¿y si fuéramos nosotros mismos los artífices de un objeto exclusivo? Un estudio de Deloitte concluye que el 50% de los consumidores opinan que un objeto personalizado es un excelente regalo, a un 41% les gusta tener algo único y el 32% confiesan que es divertido diseñar algo uno mismo. Esa misma muestra asegura que pagaría un 20% más por un artículo de estas características. Y es que un artículo personalizado materializa una emoción, la captura para siempre e involucra al cliente de forma activa en el proceso de fabricación.
¿Pero cómo adaptar la personalización a nuestro comercio minorista? Los equipos Roland DG son capaces de hacerlo posible: no ocupan grandes espacios y son prácticamente inmediatos en su ejecución. Pueden imprimir en prácticamente cualquier superficie (metacrilato, cristal, madera, plástico, cuero, etc), también son capaces de personalizar todo tipo de prendas con vinilos termo-transferibles y grabar objetos metálicos, incluso de acero o titanio. Todo ello con la mayor calidad y precisión. ¡Y muy rápido! Para el cliente es tan sencillo como seleccionar el objeto, diseñar, hacer el pedido y recoger.
Con estos artículos el margen de beneficio es más alto y la satisfacción del consumidor aumenta debido a su alta participación en el proceso creativo. La personalización es fácil, atractiva y rentable. Una apuesta comercial de futuro que viene para quedarse.
Personalizar es fácil, atractivo y rentable.