En agosto pasado, Rusia impuso una prohibición sobre importaciones de alimentos como la ternera, el cerdo o el queso procedentes de la Unión Europea y los Estados Unidos. Esta medida se aplicó en represalia por las sanciones impuestas a Rusia a raíz de la crisis ucraniana.
Don Giulio Salumeria, un italiano de Verona afincado en Moscú, regenta una tienda de productos italianos importados situada a 250 metros del Ministerio de Asuntos Exteriores ruso.
Debido a la prohibición, sus ventas empezaron a bajar, pero no porque no pudiera importar sus productos (acción que seguía haciendo con la normalidad anterior a la prohibición), sino porque los clientes no creían que los artículos de la tienda fueran realmente italianos ya que, evidentemente, su importación no estaba permitida.
Salumeria debía hacer algo. Fue entonces cuando se puso en contacto con la agencia de publicidad islandesa The 23 para ver cómo podía promocionarse en tan complicada situación.
Finalmente se creó un mupi un tanto especial. En él se instaló un software de reconocimiento facial y dos anuncios impresos. En uno se publicitaban “Las mejores matrioshkas rusas” mientras que en el otro aparecía publicidad de la tienda de delicatessen italianas de Giulio Salumeria.
El funcionamiento era el siguiente: En el mupi aparecía el cartel del establecimiento italiano pero cuando el sensor de reconocimiento detectaba uniformes de policía, el cartel se desplazaba verticalmente para mostrar el de las matrioshkas, desconcertando así a las autoridades.
A continuación os mostramos un vídeo de la elaboración de la estrategia de marketing y de las reacciones a esta original e innovadora instalación gráfica.