Se escribe mucho sobre la gran variedad de formas en las que la publicidad impresa al aire libre ayuda a generar branding, a atraer más clientes y a aumentar los beneficios, pero ¿Por qué la publicidad exterior es tan poderosa? ¿Por qué son tan eficaces los banners, carteles, mupis y vallas publicitarias? En este post os exponemos tres buenos motivos psicológicos.
- La publicidad al aire libre se relacionan con los consumidores a nivel inconsciente
Un estudio de 2013 realizado por la Out of Home Advertising Association of America concluía que el 84% de las personas presta atención a las vallas publicitarias que ven.
¿Qué ocurre con ese 16% que no las observa? Pues que lo hace de forma pasiva, ya que el cerebro registra esa información a nivel inconsciente. Nuestros cerebros son como esponjas que se nutren de nuestro entorno sin que podamos percibirlo.
- La publicidad exterior genera familiaridad.
Más de 30 años de investigación psicológica sobre el fenómeno llamado Efecto de la Mera Exposición determinan que respondemos más favorablemente a algo familiar que a algo que nos es desconocido. Sorprendentemente, esto sucede incluso cuando un objeto desconocido es similar a uno conocido.
¿Qué significa esto? En pocas palabras, que cuanto más sabe el público sobre nuestro negocio, más le gusta y más comprara en él.
- Los anuncios impresos al aire libre ocasionan respuestas emocionales.
Aunque podamos pensar que somos principalmente racionales en las decisiones que tomamos, las investigaciones demuestran lo contrario: la toma de decisiones es en gran medida un proceso emocional. De hecho, según un estudio, el 95% de las decisiones de compra son producto de los sentimientos. Muy a menudo esos sentimientos están asociados con profundas necesidades psicológicas creadas alrededor de la pertenencia, el prestigio, la seguridad o estados biológicos como el hambre o la sed. Esta es una razón clave por la que la publicidad exterior es tan eficaz. Gracias a su presencia en el tiempo, la notoriedad y la capacidad de contar historias, las vallas publicitarias tienen el poder de provocar fuertes respuestas emocionales arraigadas en las necesidades básicas.