Una Pop Up Shop es un espacio comercial temporal. El concepto original está basado en la cultura de consumo japonesa y su devoción por los productos de ediciones raras o limitadas. Originariamente, mediante un aviso previo poco tiempo antes, los clientes llegaban a un lugar clandestino que albergaba una marca o producto en particular. Una vez que los productos se habían agotado, por lo general en cuestión de horas, las tiendas permanecían cerradas hasta que el propietario recibía más stock que le permitía abrirla de nuevo. Este concepto fue tomando forma y evolucionando hasta llegar a los Estados Unidos.
En ese país fue la empresa Vacant, afincada en Los Angeles, quien en 1999 perfeccionó la idea pensando en estas tiendas como instalaciones efímeras que podían desaparecer una vez agotados los productos y que reaparecían en otro lugar donde los clientes quisieran comprarlos.
A día de hoy las tiendas pop-up son una estrategia de marketing experiencial ya que, al situarse en diferentes puntos geográficos, ofrecen un canal directo de venta de ese producto teniendo la posibilidad de ampliar el mercado y de llegar a un target distinto. Esta estrategia fideliza a los clientes ya que son un elemento sorpresivo que aparece en la calle por un tiempo determinado, haciendo que el consumidor se sienta retado ante esa oferta o promoción. Su reducido coste y su gran potencial viral hacen que muchos vendedores de retail se inclinen por esta opción mejorar sus ventas.
Estas tiendas suelen ser construidas con materiales ligeros y se usan de la impresión digital de gran formato para dar color a los diseños y añadir los elementos corporativos a la instalación.
A continuación os mostramos algunos ejemplos más de tiendas pop up de éxito que destacan por su originalidad en cuanto al diseño y funcionalidad.