En Canberra (Australia) recientemente ha abierto sus puertas el restaurante Lady Su, un lugar en el que disfrutar de la comida asiática y pasar buenos momentos mientras la noche se alarga. Es por eso que el estudio especializado en diseño de interiores Brandworks decidió que el local debía transmitir optimismo, rebeldía, confianza y un marcado carácter asiático.
Durante el briefing con el cliente, este expresó la voluntad de traer las influencias urbanas de sus viajes a Japón y Corea a la capital australiana. Viendo la oportunidad de cubrir ese nicho de mercado en las noches de Canberra, el cliente aportó su experiencia en bares y hospitality para crear Lady Su.
Para el desarrollo del diseño, se llevó a cabo una exploración de la cultura pop de los años 80 y 90 con el objetivo de reimaginar el concepto de “fusión asiática”. Diseñado para ser un comedor flexible durante todo el día, el lugar tenía que permitir almuerzos en el mostrador y tapas asiáticas para cenar en una barra de bar en la que también se serviría sake y cócteles.
Se diseñó cada zona del interior para que fuera en consonancia: desde la entrada principal pasando por la barra, hasta el mostrador y los asientos. Se empleó una amplia gama de materiales como paneles de madera natural impresa, ladrillos expuestos, láminas de hormigón, espejos lenticulares, wallpapers y telas pintadas a mano debido a su uso común en Japón.
Para cumplir con los requisitos de iluminación se optó por las luces de neón, los retroiluminados LED, las cajas de luz backlit con texto en 3D y los tradicionales farolillos de papel.
La marca debía ser divertida, fuerte, descarada, diseñada para los curiosos y fácilmente reconocible. Inspirados por la cultura pop estadounidense-japonesa-coreana de los años 80-90 de las casas de comidas y los puestos de vendedores ambulantes, se diseñaron cuidadosamente los menús, uniformes de los trabajadores y demás elementos para crear una experiencia inmersiva y total dentro de este microuniverso.
El resultado ha sido un restaurante con una propuesta única en Canberra que ha conseguido una gran aceptación inicial por haber aportado frescura al panorama de la restauración nocturna en la ciudad australiana. Un lugar en el que cuando se pone el sol, los neones se iluminan y la música, la comida y la bebida se unen para crear un espectáculo extravagante, melódico y absolutamente divertido.