Es habitual integrar en elementos de marketing offline -como vallas publicitarias, carteles o banners– llamadas a la acción que los vinculen con la estrategia de marketing online. Esto puede ser en forma de códigos QR, anunciando la presencia en redes sociales o indicando la dirección de la página web. La necesidad imperiosa de aunar el mundo digital con el físico para hacer más eficiente la estrategia de publicidad de una empresa puede llevar a cometer errores que causen el efecto contrario. En este post queremos hablaros de algunos de ellos.
Códigos QR “rotos”
Un códigos QR que no lleva a ninguna parte es un gran problema. Esto puede deberse, por ejemplo, a una actualización de la web y es algo que debe revisarse y corregirse para que no afecte a la experiencia de usuario y, en consecuencia, a la reputación de la marca.
Códigos QR en el lugar equivocado
Seguramente ha visto alguna vez un código QR en una valla publicitaria instalada en una autopista. Y seguro que no ha podido, ni siquiera intentado, averiguar a dónde lleva.
Los códigos QR han de ser visibles para los peatones. Pueden colocarse en una tienda, una puerta o en cualquier otro lugar donde las personas tenga las condiciones idóneas para interactuar con él.
Nombre de usuario y dirección.
Es habitual llenar los rótulos con los logotipos de las redes sociales en las que se tiene presencia, pero en algunos casos no existe ni el nombre de usuario de Twitter ni el nombre de la página de Facebook de la empresa, algo muy vistoso pero totalmente inútil.
Es totalmente necesario ofrecer información clara si queremos redirigir de forma efectiva a nuestro público objetivo.
Actualización
¿De qué sirve anunciar la presencia en redes sociales si estas están abandonadas?
Los perfiles deben ser profesionales, estar gestionados basándose en la identidad de marca y publicar contenido con cierta frecuencia. Además, los perfiles de diferentes redes deben estar vinculados entre sí para ofrecer una experiencia óptima.
Optimización
Facebook, Youtube, Twitter, Instagram, Google+, LinkedIn,… ¿De qué sirve estar en todas si no vamos a poder gestionarlas de forma correcta?
Tenga en cuenta su tipo de cliente y los hábitos que pueda tener, a partir de ahí decida las 2 o 3 redes sociales que más se adecuen y exprímalas al máximo.
Como bien dice el refrán: quien mucho abarca poco aprieta.