Los POP displays o expositores de PLV son un excelente elemento de branding y comunicación visual que además cumple la función de soporte para la venta retail. El objetivo de este tipo de expositores es destacar y estimular la venta por lo que su efectividad queda en manos del fabricante/diseñador.
Tiende a creerse que cualquier expositor tiene la capacidad de vender, pero la realidad es que pocos consiguen detener al cliente y generar una compra.
Entonces ¿Cuáles son los criterios necesarios para crear un POP display que triunfe y nos ayude a vender al máximo?
Primero hay que tener en cuenta que este tipo de displays proporcionan una experiencia de marca, no son solo un recipiente. La marca, sus características y beneficios deben impactar emocionalmente en el comprador para que se produzca la venta.
Es cierto que solamente con el logotipo, el nombre y el propio packaging es posible vender pero podemos sacarle aún más partido. Con un simple expositor corremos el riesgo de que nuestros productos se vean como mercancía amontonada carente de valor.
En definitiva, la marca y el display deben lograr tres objetivos: Atraer, cautivar y motivar.
Atraer
Aquí es donde el display captura al comprador con un beneficio o promesa pertinente; con algo que crea una emoción.
Cautivar
El expositor no puede estar en blanco. En él ha de aparecer texto, imágenes y otros elementos que estimulen la imaginación del comprador y le ayuden a pensar cómo va a usar y sacar beneficio del producto, y a generar, además, sentimientos previos a la experiencia de uso.
Motivar
Cuanto más tiempo consiga el expositor que alguien se detenga frente a él, mayor será la probabilidad de comprar. Puede tratarse de un texto escrito en letra más pequeña, un elemento visual llamativo, los 5 sabores del producto, los detalles para participar en un concurso para ganar unas vacaciones,… Este tipo de características son las que atan y persuaden al comprador.
Los 10 mandamientos de un elemento de PLV
Un POP display debe:
- Ser visualmente llamativo y atractivo.
- Tener una relación promesa/beneficio satisfactoria.
- Tener la altura y anchura correctas.
- Contener puntos focales, colores y formas.
- Hacer que los productos destaquen físicamente.
- Contar con un encabezado que comunique claramente la propuesta de venta.
- Estar fabricado e impreso en material de alta calidad.
- Cumplir las normativas de retail.
- Facilitar que los compradores puedan acceder al producto.
- Tener un mensaje escrito directo y claro.