Cada uno de nosotros estamos expuestos a más de 5.000 mensajes publicitarios y marcas cada día que -en la mayoría de los casos- no llegamos siquiera a procesar, aunque existe una pequeña parte que sí logra con éxito llamar nuestra atención.
Ya se trate a través de una lata de Coca Cola encima de una mesa, un mupi en una parada de autobús o la valla publicitaria de una película, estamos siendo bombardeados con miles de anuncios a diario por lo que es muy difícil para las empresas luchar para ganarse una parte de la atención del consumidor.
Si bien las grandes compañías optan por ir a lo grande, comprando enormes espacios destinados a publicidad impresa con los que atraer gracias a la simple repetición, ese tipo de presupuestos de marketing no están al alcance de pequeñas empresas y tiendas de retail. Entonces, ¿qué pueden hacer los minoristas para captar la atención de los clientes que pasan por delante de su establecimiento?
Conseguir que se detengan, miren y escuchen.
DETENERSE
Debido al estilo de vida y a la dependencia de los smartphones, la circulación de muchas personas por la calle ha cambiado y, en muchos casos, parecen totalmente ajenas al mundo que les rodea.
Sin embargo, con cartelería eficiente y señales de venta se puede conseguir que los transeúntes se detengan y consideren su marca.
Una forma de captar la atención es a través de la publicidad de interrupción, obligando al consumidor a hacer una pausa. Los tótems, rollups y demás displays de PLV pueden utilizarse para crear una barrera física en la trayectoria del consumidor siendo un método simple pero eficaz para conseguir que se detengan.
Si las barreras físicas no son una opción, el diseño gráfico, la escala y el cambio pueden ser igualmente eficaces cuando se trata de detener a los consumidores.
Las personas que realizan cada día el mismo recorrido están acostumbradas a ver siempre los mismos mensajes por lo que, naturalmente, han perdido toda su visibilidad.
En estos caso se recomienda romper el flujo de la monotonía para cautivar a la gente.
Esto puede ser tan simple como actualizar periódicamente el visual merchandising de la tienda o cambiar la cartelería con cierta regularidad.
Es interesante prestar especial atención a los mensajes y anuncios cercanos independientemente de si son o no competidores y modificar los colores, el diseño, el mensaje o la oferta con el fin de destacar entre la multitud
MIRAR
Por desgracia, conseguir que el cliente se detenga no es el objetivo final, ya que muchas veces se trata tan solo de unas fracciones de segundo. Sin embargo, son esos milisegundos los cruciales para sacar provecho de su atención.
Las primeras impresiones cuentan y en publicidad aún más. Antes de leer sobre el 50% de descuento o cualquier otra promoción, el cliente va a llevar a cabo una rápida evaluación visual del anuncio. Ya sabemos, una imagen vale más que mil palabras.
Utilizar colores como el rojo o el naranja puede ser particularmente eficaz para poner de relieve rebajas y promociones, sin embargo, todo el espectro de colores puede afectar a la psique del cliente de diferentes maneras.
Las imágenes y fotografías de productos ayudan a que el cliente pueda procesar rápidamente lo que se está vendiendo.
ESCUCHAR
Una vez el cliente se ha detenido y ha mirado, es el momento de transmitir el mensaje que haga cerrar la venta. En esta etapa, se han descartado todas aquellas personas que no están interesadas -o no quieren el producto- por lo que debería ser más sencillo que quien se encuentra frente a la tienda finalmente se disponga a entrar.
Aunque la oferta en sí, sin duda alguna, influye en el cliente (es decir, un descuento del 50% es mejor que uno del 25%), la rotulación y señalización impresa es el vehículo fundamental para que el mensaje llegue, por eso es imprescindible.