La National Health Service Trust encargó a artistas y diseñadores un proyecto para dar vida a los pabellones del Royal London Children’s Hospital.
Este hospital abrió oficialmente en marzo de 2012 y durante los últimos dos años Vital Arts, la organización benéfica de la NHS encargada de la creación artística para la comunidad hospitalaria, ha estado trabajando con una gran variedad de artistas y diseñadores para transformar las paredes de las salas a través de wall papers vanguardistas e innovadores.
Para la sala 7D, Morag Myercough empleó pintura a mano y vinilo impreso para diseñar un ambiente colorido con referencias visuales al circo y a temas orgánicos. El objetivo de la pieza es hacer que el entorno del pabellón ayude a traer un poco de alegría a los pacientes jóvenes y a sus padres, ofreciendo un entorno cálido y acogedor.
La diseñadora textil Donna Wilson, conocida por sus curiosos cojines además de por otros productos de textil impreso para el hogar, optó por meter exteriores dentro del hospital: escenas rurales con montañas cubiertas de nieve en azules brillantes y verdes, con colinas y árboles con textura de madera, que van del suelo al techo, añadiendo una estética sensación tridimensional a la instalación. Wilson contó con la colaboración de algunos pacientes que participaron en el estampando de los patrones de las colinas, creando una mayor textura.
Lo más importante para la diseñadora era conseguir que el hospital no parezca lo que es, haciendo que la gente que cohabita en ese espacio se sienta relajada, feliz y estimulada.
Chris Haughton, autor e ilustrador de libros para niños, incorporó sus personajes al diseño. Haughton decidió asignar un animal diferente a cada habitación en lugar de la habitual numeración.
Utilizó vinilo en los pasillos para crear una reunión de animales de tamaño natural, incluyendo un dinosaurio mirando hacia abajo desde el techo: todos atendidos por un mono vestido de médico.
El fin de este proyecto es hacer que ir al hospital no sea una experiencia espantosa y estresante para los más pequeños, tanto para los que acuden ocasionalmente como para aquellos que, lamentablemente, lo tienen como una rutina. Se ha comprobado que en los hospitales pediátricos el wall art es una ayuda inestimable para el personal y los niños que reciben tratamientos dolorosos.