En Sabaté tuvimos claro hace años que nuestro futuro tenía que pasar por la impresión ecológica, así que poco a poco fuimos realizando los cambios necesarios en diferentes ámbitos como sustituyendo las tintas dañinas con el medio ambiente por aquellas con certificado GreenGuard Gold.
- Actualizando nuestro parque de máquinas para que sea 100% libre de componentes volátiles orgánicos.
- Embalando nuestros productos con cartón de origen 100% reciclado.
- Obteniendo la certificación FSC®.
- Logrando reducir al mínimo nuestros embalajes para una mayor eficiencia logística.
- Apostando por el automontaje para evitar desplazamientos de operarios.
Pero, por encima de todo, creímos que lo más importante era incorporar materiales cada vez más ecológicos: de origen reciclado, reciclables, pvc free, etc. Ahora, nuestro portfolio de soportes ecológicos nos permite fabricar producto gráfico con alternativas de bajo impacto medioambiental como la impresión en madera, vinilos para cristales o la impresión en cartón nido de abeja.
¿Y cómo lo hemos logrado? Estando muy atentos a las novedades que ofrece el mercado, yendo a ferias, atendiendo a las necesidades de los clientes, leyendo artículos periodísticos o divulgativos… o sea, teniendo constantemente el «radar activado».
Aquellos materiales que hemos encontrado interesantes los hemos incorporado a nuestra cartera de productos. Pero también, como es lógico, varios se han quedado por el camino: algunos por no ofrecer garantías de durabilidad, otros por no tener su disponibilidad garantizada y unos cuantos más por un precio totalmente fuera de mercado.
Y luego está un tercer grupo de materiales sostenibles, que son aquellos que están en fase de desarrollo y/o que están pensados para otros sectores, y que esperamos que algún día los adapten a nuestras necesidades. ¡Ojalá pronto podamos imprimir sobre ellos!
Materiales de origen vegetal muy interesantes
De residuos vegetales agrícolas: se consiguen materiales industriales ecológicos biodegradables creados a partir de fibras 100% vegetales de los residuos vegetales agrícolas. Por ejemplo, lo que no nos comemos de la lechuga, de la alcachofa y de muchos otros que son una alternativa a los plásticos en muchas aplicaciones.
De cánamo: tableros que resultan de la unión de biomasa de cáñamo y arcilla (tierra cruda). Material colaborativo, no portante, para uso en espesores altos. La transpirabilidad y capacidad higrotérmica del tablero, utilizado como revestimiento interior, garantiza un microclima estable y confortable.
De pieles de patata: hecho de residuos industriales de papa que no son de grado alimentario, resultando una alternativa biodegradable, libre de químicos y formaldehído a los materiales de construcción a base de resina.
De nanocristales de celulosa: este material se obtiene a partir de fibras de celulosa (el material que más abunda en la naturaleza). Es renovable y está hecho de azúcar, pero es diez veces más fuerte que el acero.
De huesos de aceituna: es un material compostable, sostenible, remodelable y con un tacto que gravita entre la madera y el vidrio soplado. El nuevo compuesto plástico está formulado a partir de termoplásticos procedentes de fuentes renovables, junto con el refuerzo procedente del hueso de la aceituna, de tal modo que es adecuado para su uso en la producción de diferentes elementos, como por ejemplo envases, vajillas o juguetes.
De maíz: plástico biodegradable hecho a base de almidón de maíz. Los plásticos a base de maíz se producen fermentando el azúcar de maíz para hacer ácido láctico. Luego, el ácido láctico se usa para formar un bioplástico llamado ácido poliláctico. Con este material es posible elaborar objetos de uso cotidiano como vasos, bolsas, platos o pañales.