Hay algo fascinante en los discos de vinilo. Para las personas que hemos crecido con ellos, el CD y los formatos digitales son prácticos y suenan bien, pero nunca podrán substituir a un viejo disco. El suave crepitar cuando la aguja cae y la calidez del sonido que producen son algo mágico que atrapa a intérpretes, productores y oyentes.
Esto explicaría por qué incluso cuando este formato entró en decadencia para dar paso al CD, muchos artistas siguieron editando sus trabajos también en vinilo.
En plena era digital existe una corriente nostálgica con lo analógico que busca de mejores experiencias. Hoy podemos decir que el renacimiento del vinilo se ha cruzado con la revolución tecnológica de la impresión en 3D.
Hablamos de un proyecto que ha conseguido lanzar el primer Long Play impreso mediante una impresora 3D. En él está grabada la canción Down Boy, interpretada por Bobbie Gordon y producida por Kele Okereke, cantante de Bloc Party.
Para su impresión se empleó una impresora 3D Stratasys Objet500 Connex Multi-material, utilizando el algoritmo de Amanda Ghassaei, que convierte los datos de audio en datos de geometría en 3D. Para hacernos una idea, imprimir una sola canción requiere más de un gigabyte por lo que el disco se imprimió en el formato el estándar de 12 pulgadas, siendo únicamente un single.
El proceso de “desdigitalización” fue el inverso al paso a Mp3. El sonido se capturó desde un archivo de ese formato para volverlo analógico y se necesitaron varios intentos para conseguir una buena calidad de audio.
Ghassaei afirma que “mediante este método la calidad de sonido no es comparable a la de los vinilos antiguos pero abre una puerta creativa para el desarrollo de este sistema”
Los álbumes impresos en 3D son más gruesos y rígidos que los originales, y puede ser que la impresión 3D nunca se convierte en la forma estándar de grabación de discos. Pero no sería en absoluto sorprendente, sin embargo, que este fuese sólo el primer paso de un camino que nos conduzca hacia algo interesante.